1. Acentúese
y puntúese correctamente este pasaje de Camilo José Cela (La familia de
Pascual Duarte, 1942)
Sin embargo la pesca siempre me parecio
pasatiempo poco de hombres y las mas de las veces dedicaba mis ocios a la caza
en el pueblo me dieron fama de no hacerlo mal del todo y modestia aparte he de
decir con sinceridad que no iba descaminado quien me la dio. Tenia una perrilla
perdiguera la Chispa
medio ruin medio bravia pero que se entendia muy bien conmigo con ella me iba
muchas mañanas hasta la Charca
a legua y media del pueblo hacia la raya de Portugal y nunca nos volviamos de
vacio para casa al volver la perra se me adelantaba y me esperaba siempre junto
al cruce.
2.
Colóquense todos los signos ortográficos que faltan en el siguiente texto de
Miguel Delibes (El príncipe destronado, 1973)
El niño bajaba las escaleras primero con el pie
izquierdo y seguidamente juntaba el izquierdo con el derecho en el mismo
escalon pero lo hacia rapido casi automaticamente a fin de no retrasar el
apresurado descenso de la
Vitora la tienda estaba tres casas mas alla y el niño de la
mano de la chica recorrio la distancia restregando su dedo anular por la linea
de edificios en la tienda olia a chocolate a jabon y a la tierra de las patatas
Avelino distribuia el genero en rejillas de aluminio y Quico recorrio con los
ojos los casilleros coloreados con alcachofas zanahorias cebollas patatas
lechugas y por encima los paquetes sugestivos de chocolates galletas cubanitos
macarrones y mas arriba aun las botellas de vino.
3. Puntúese
adecuadamente el siguiente texto de Benjamín Jarnés (Tántalo, 1935)
Y no me detendré mucho en la descripción de
aquella escena trágica inolvidable en que comparecí ante la hermana del infeliz
asesinado horas después del crimen guardo de aquel trance la impresión más
angustiosa creí morir bajo las miradas los ultrajes las uñas de mi juez aquella
mujer se había convertido en harpía en euménide en bruja en cuanto la
imaginación de los poetas antiguos y modernos inventó para representar la
femenina cólera y la embellecía su exasperación Toda temblorosa desmelenada
descompuesto el traje furibunda hasta el paroxismo había salido a recibir al
asesino impune del ya glorioso hermano Alzó su mano diestra señalando el
retrato tan justamente colocado entre Pirandello e Ibsen y oh su voz temible y
cavernosa exclamó
Asesino
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